En un universo postapocalíptico, la fiesta representa un escenario donde naturaleza y tecnología, lejos de extinguirse mutuamente, logran una simbiosis inesperada. La vegetación ha invadido las ruinas urbanas y los seres vivos se han adaptado con componentes mecánicos y cibernéticos para sobrevivir. 

La ambientación crea un entorno visual surrealista: árboles con circuitos eléctricos, animales con órganos cibernéticos, ríos bioluminiscentes y ciudades en ruinas cubiertas de flora. La tecnología restante, encarnada por androides y robots, ha sido reprogramada para proteger los ecosistemas y facilitar la regeneración natural.

El espacio de la fiesta es una celebración del renacimiento en medio del caos, evocando preguntas sobre el rol humano en la evolución, la sostenibilidad y la capacidad de adaptación. Se exalta la belleza dentro de la desolación, y se invita a los asistentes a habitar un mundo donde la dualidad entre lo orgánico y lo artificial se disuelve en una nueva armonía vibrante y feroz.